Tahití: entre la riqueza natural y la dependencia total
Tahití es una de las más emblemáticas de las islas del Pacífico. Su número ha sido inmortalizado en canciones, se asocia con un estilo de vida tropical y relajado y ofrece a los turistas un idílico paraíso tropical para el descanso y la recreación. Sin embargo, ¿este cliché del paraíso tropical esconde problemas más profundos? Exploraremos las cuestiones de riqueza y pobreza que acechan en Tahití, para comprender más profundamente la naturaleza y los desafíos de esta isla.
Tahití es uno de islas de la sociedad, una cadena de islas volcánicas en el suroeste de Polinesia Francesa. La superficie total de la isla es de 1.045 kilómetros cuadrados y su población se estima en más de 270.000 personas. La capital Papeete concentra más del 70% de la población y el animado restaurante en los pueblos ubicados a lo largo de las costas.
Pobreza en Tahití
Como muchas islas del Pacífico, Tahití enfrenta problemas de pobreza a pesar de su fama de país rico. De hecho, aunque Tahití disfruta de una rica belleza natural y una abundante biodiversidad, las cifras muestran otra cara: alrededor del 20% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza. Un informe de 2016 de laOrganización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) indica que Tahití tiene una tasa de pobreza baja pero alta en las islas del Pacífico, con una tasa real de 19,3%.
Una de las principales causas de esta situación es que gran parte de la población activa vive fuera de los sectores mejor pagados de la economía tahitiana. Las ocupaciones bien pagadas se concentran en la industria del turismo y el sector público, los cuales están limitados por restricciones de tamaño. Además, muchas personas trabajan en sectores mal pagados, como los productos y servicios agrícolas, o en trabajos precarios que pagan salarios bajos. Sin estos trabajos, muchas personas en Tahití caen en la pobreza.
La desigualdad de ingresos
Las desigualdades de ingresos son otra prueba de la pobreza que existe en Tahití. Según un estudio realizado por el Fondo Monetario Internacional en 2019, la renta media de los tahitianos será de 111.000 XPF (1 UIT en Tahití), donde corresponde a 910 euros al mes. Un rango considerablemente más bajo que el de Francia continental y otros países de Europa Occidental.
La falta de ingresos se agrava aún más por el hecho de que la mayoría de los puestos de los trabajos en Tahití se encuentran en la capital, lo que hace que muchas personas vivan lejos de los centros de trabajo. Los estudios han demostrado que algunas ciudades de Tahití podrían sufrir una tasa de desempleo dos veces mayor que la del resto del país. Esto significa que la mitad de los parametristas viven en condiciones precarias, sin recursos suficientes para cubrir sus necesidades básicas. Además, los trabajadores informales a menudo toman decisiones impredecibles, lo que hace que su trabajo se impredecible y planta un riesgo adicional para quienes ya están mal pagados.
Pérdida de autonomía económica
Una infraestructura debilitada y la pérdida de autonomía económica son quizás los dos principales factores que mantienen a Tahití por debajo del umbral de la desigualdad y la pobreza. En este sentido, el parón de las ofertas laborales y la diversidad de la economía limitan las posibilidades de mejorar el nivel de vida de los tahitianos. La mayoría de las empresas locales son propiedad de empresas externas y, en gran medida, están a cargo de inversores extranjeros.
Esta situación conduce a una subcapacidad productiva, impidiendo así un desarrollo económico sostenible y formal. La pérdida de infraestructura y servicios públicos adicionales también es un obstáculo adicional, por lo que muchas empresas tienen acceso limitado a servicios básicos como agua y electricidad.
Además, debido a los bajos ingresos locales ya la falta de servicios públicos, la población de Tahití depende mucho de l’exterior para su suministro alimentario. Las importaciones representan la tercera parte de las necesidades alimentarias, debido a que la tierra agrícola es limitada y el clima y el suelo no son aptos para cultivos tropicales. Además, los tahitianos dependen de la industria del turismo para generar ingresos, que es muy sensible a los efectos de una crisis.
Concientización y acciones tomadas
Sin embargo, la toma de conciencia de estos problemas con mayor profundidad ha ido surgiendo paulatinamente. Se han puesto en marcha varias iniciativas para mejorar el nivel de vida en Tahití. Los principales están relacionados con la diversificación de sectores económicos, la formación y el apoyo a nuevas actividades, y los esfuerzos de sensibilización de la comunidad para fomentar las oportunidades de empleo entre los tahitianos.
Primero, muchas organizaciones como el Instituto de Recursos Humanos de Tahití (IRT) han creado programas para capacitar y apoyar a jóvenes de comunidades rurales para impulsar el acceso a oportunidades profesionales. Al mismo tiempo, se han puesto en marcha proyectos de reactivación de la agricultura ecológica para fomentar la producción local y permitir a la población comer de formación más saludable y sostenible.
Asimismo, para estimular el crecimiento económico y promover la diversificación de los sectores económicos, el gobierno de Tahití ha creado una política que fomenta el espíritu emprendedor local y la inversión extranjera. Los tahitianos ya pueden mejorar de ayudas públicas y préstamos bancarios para la puesta en marcha de sus propios negocios. El gobierno de Tahití también se ha asociado con empresas como la Compañía de las Islas del Pacífico (CIP) para promover la iniciativa privada y la inversión de capital por parte de empresas locales.
Hacia un futuro mejor
Aunque Tahití todavía tiene problemas de pobreza y desigualdad, hay signos prometedores de un futuro mejor. Elevar el nivel de vida y generar oportunidades para jóvenes y empresarios locales son las principales prioridades de los tahitianos.
Para implementar estrategias y proyectos para reactivar la agricultura orgánica, acercar a los jóvenes a un trabajo estable y promover la diversificación y el espíritu emprendedor local, Tahití está bien posicionada para mejorar la situación a largo plazo y atraer a más habitantes a los medios para superar su dependencia frente a el mundo exterior y la industria turística.
Con la ayuda de la economía local y la asistencia internacional, Tahití puede reflejar el futuro y enfocarse en crear un futuro más sostenible e inclusivo.